Hace 1 semana aproximadamente explotó, en el departamento de Huancavelica (Perú), una protesta radical de estudiantes universitarios (en unión con sus familiares y amplios sectores del pueblo). La causa del problema es que el Gobierno está apunto de aprobar una ley para crear otra universidad en dicho lugar, pero quitándole la mitad de presupuesto a la actual y única Universidad de Huancavelica (incluido a ello, se quiere utilizar como base para la construcción locales de dicha universidad). Los estudiantes y sus padres dicen que esta medida va en contra de la calidad educativa que defienden. En la actualidad Huancavelica es uno de los departamentos más pobres y muchos proletarios y campesinos (como también sectores burgueses) de la población envían a sus hijos a dicha institución con la esperanza que puedan salir de la miseria en la que se encuentran. Los mismos estudiantes creen esto, y ven en la universidad una forma de estabilidad laborar, de una vida digna, de un futuro prospero dentro de la sociedad capitalista. Nosotros, desde una perspectiva de clase, vemos que los estudiantes, en esta ocasión, no saben como volcar su inconformidad e indignación a la vida miserable que viven y los espera; por eso que aun creen en soluciones reformitas, como las elecciones, como la ilusión de un futuro mejor a través de una mejor educación, etc. Lejos de que esta lucha contribuya a la abolición de la sociedad capitalista que impone la dictadura de las mercancías sobre nuestra vida, refuerza la esperanza en un cambio social humano dentro de esta sociedad humana.
Ahora bien, lejos de creer en los diálogos con el Estado (pero sin romper con él) plantean que la única manera de que los puedan hacer caso es la radicalización de la protesta. Estos días los estudiantes han llegado a Lima, dirigidos por la Federación de Estudiantes del Perú y diversos grupos de izquierda. En Lima han estado teniendo luchas con más de 2000 estudiantes contra la policía, en búsqueda que el Congreso pueda atender su reclamo. Ante estos hechos radicales, que atañen a sectores proletarios de la clase, pero con un clara perspectiva reformista, hemos sacado un pronunciamiento donde buscamos el esclarecimiento del dicho problema social. Este volante ha sido repartido en las movilizaciones producidas en Lima y directamente a los estudiantes acogidos dentro de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima). Situación complicada sin duda, creemos que no tiene futuro de evolucionar hacia una lucha con contenido clasista que apunte no solo a conseguir alguna reivindicación sino a ver al enemigo como sinónimo de capitalismo y su Estado burgués. Pero ante tanto joven proletarizado en la calle, exponiendo su vida por “la esperanza de un futuro mejor” y tanta represión social estatal, no podíamos dejar de decir algunas palabras.
¡Proletarios de todos los países, unámonos!
Grupo de Esclarecimiento Comunista – G.E.C.
Junio 2011
DESBORDANDO LOS LÍMITES ESTUDIANTILISTAS
Estimados compañeros, como parte de esa inmensa clase social, privada de decisión sobre su vida y obligada a venderse como mercancía a los patrones, nos pronunciamos ante su protesta masiva y su llamado al apoyo en la causa que defienden y aseguran ser justa. Aquí les dejamos unas palabras que esperamos puedan servir para reflexionar sobre nuestra condición y función en este mundo mercantil y la perspectiva humana que podemos lograr solo con nuestra lucha y organización.
Para empezar compañeros, es necesario sacarse de la cabeza la idea de que el Estado es el padre del pueblo, el mediador entre las clases y que es posible esperar de él leyes y políticas que nos beneficien. Esto es un claro ejemplo del verdadero ser del Estado, es una maquinaria de violencia que se alimenta de nuestro trabajo, de nuestra vida y de nuestras familias, que sólo existe porque los ricos, la clase dominante, la burguesía, lo necesitan para imponer su dictadura económica en nuestras vidas. Al Estado, como representante de esta sociedad basada en el lucro y la explotación, no le interesa nuestra vida, nuestras comunidades, no le interesa la naturaleza, nuestro futuro, poco le importa el hambre que podamos tener o la precarias viviendas donde nos encontramos. Es que lo que importa es imponer como legal y valido este sistema de la competencia desmedida y la búsqueda suprema de la ganancia y el beneficio de los empresarios a costa de nuestra sangre, nuestro sudor, nuestra juventud, nuestra alegría, nuestra existencia. Qué no tengamos trabajo en el futuro, que veamos a nuestro compañero de aula como nuestra competencia, como nuestro enemigo, es lo de menos; es más, es necesario. Y los defensores del capitalismo lo justifican diciendo que sólo así es la forma en que las sociedades avanzan, progresan y se desarrollan. Tengamos claro entonces que no podemos confiar más en los políticos de izquierda, centro o derecha, no podemos confiar más en un Estado que sólo sirve para imponer la dictadura del dinero en nuestras cabezas y en nuestra existencia, sólo podemos confiar en nuestra organización en nuestra lucha, en nuestra indignación… Estamos cansados de que nos utilicen como máquinas, como tornillos, como engranajes de su sistema, aunque es complicado y difícil entender que sólo podremos lograr un futuro luchando, esperamos que la misma realidad adversa a nosotros nos demuestre que es innegable la necesidad de poner el puño en alto.
¿Dónde está la prosperidad económica? Los defensores del sistema, de todo partido, de todo color, se llenan la boca diciendo que estamos en un auge económico, que el Perú y su pueblo son la envidia de América Latina, que en pocos años seremos una gran potencia económica y nos sobrará el dinero a todos. Pero qué desfachatez con estos sinvergüenzas explotadores, cuando cientos de niños mueren por el frío, por la desnutrición, cuando miles de pobladores “peruanos” viven en viviendas que se caen con un poco de lluvia, cuando miles y miles nunca se han podido atender en un hospital o posta médica, cuando millones no saben lo que es tener tres comidas al día o ir de vacaciones para escapar del trabajo agobiante y explotador al que estamos sometidos. Miremos, pues, por qué salen en esta ocasión a las calles arriesgando su vida y su integridad, miles y miles de trabajadores a lo largo y ancho del Perú… ¿acaso no es porque su vida está siendo amenazada, no es acaso porque no tienen nada más que hacer que protestar, que hacer una huelga, un paro, una movilización para no morir en la pobreza? Aquí debemos dejar sentada una posición, miremos el mundo, la realidad social, desde nuestra perspectiva, basándonos en la realidad tal y como se presenta, fuera de ideologías, de dogmas, de idealismo, sólo de esa manera podemos comprender cuál es el modo y dinámica de existencia de esta sociedad, y lo principal, podremos entender cuál es la raíz y la base de nuestra miseria.
Para terminar, les hacemos el llamamiento a que no se vean como estudiantes, como un sector único, separado de la gran masa explotada y sometida, eso justamente quiere el sistema. Quieren que ustedes acepten que los estudiantes tienen problemas particulares, que las penurias por la que pasan ustedes no tienen nada que ver con los problemas que sus padres o hermanos tienen en el trabajo, con los conflictos sociales en Puno, en Arequipa por parte de la población contra las mineras, quieren que se limiten a ver sólo hasta las paredes que encierran la universidad. Compañeros hay que vernos dentro de una clase social, que está desposeída de medios de vida, que está obligada a ser venderse al patrón para sobrevivir, somos parte de la clase proletaria, somos parte de la gran masa social que está obligada a volverse mercancía y enriquecer a los parásitos burgueses y a su Estado democrático. Si nos vemos de esa manera, si unimos la principal causa de los conflictos, entenderemos que el problema no es un político o un presidente, sino que es el mismo sistema que se basa en la explotación del hombre por el hombre.
Junio