domingo, 27 de febrero de 2011

Algunos aportes del NPP (fines del 2009) para entender el tema "Sindical"

Estimados compañeros, lectores y hermanos de clase. Hace un par de años, a fines del 2009, el Núcleo Proletario en Perú (organización que fue germinadora de nuestra actual organización) recibió un documento titulado El Sindicato hoy y la Acción Comunista[1] enviado por la Tendencia Comunista Internacionalista. El objetivo del envío, era lógicamente conocer las posiciones que tenía dicha organización sobre el tema sindical y, claro está, entablar el debate crítico sobre sus posiciones. Nosotros en esos años, no habíamos tocado el tema a fondo (aún hoy no hemos redacto un documento oficial con nuestra posición sobre el sindicato) y tratamos de esbozar de manera general nuestra posición al respecto.

Luego de debates, reflexiones, discusiones y conclusiones pudimos redactar un documento al respecto. Este fue enviado a la TCI, la cual no contestó más. Pero en todo caso, aquí se los dejamos, para que puedan leerlo y seguir desarrollando esta discusión emprendida en el 2009. Este tema es un eje fundamental en la plataforma política de toda organización proletaria, ya que el sindicato está presente como supuesto órgano que representa los intereses de los trabajadores y muchas veces se plantea que el sindicato es un órgano revolucionario. Nosotros debemos tomar una posición al respecto, todos los que estamos comprometidos a eliminar la sociedad mercantil y su Estado burgués debemos de esclarecernos sobre este tema, sobre el origen y carácter del sindicato, tanto en el proceso histórico de lucha como en la actualidad.

Por todo lo anterior, pasamos a dejarles el texto. Sigamos pues compañeros, adelante con la lucha revolucionaria de nuestra clase.

¡Proletarios de todos los países, unámonos!

 
Grupo de Esclarecimiento Comunista – G.E.C.
Febrero 2011



TOMA DE POSICION DEL NÚCLEO PROLETARIO EN PERÚ SOBRE EL DOCUMENTO: “EL SINDICATO HOY Y LA ACCIÓN COMUNISTA” DE LA TCI

Nosotros (NPP) compartimos, en lo esencial, las posiciones planteadas por la TCI en sus tesis sobre “la función del sindicato”, exceptuando algunos puntos, los cuales aún no hemos estudiado ni debatido a profundidad como para llegar a una conclusión efectiva. A continuación expondremos las posiciones que sostenemos en torno a sus planteamientos:

1. El sindicato, en la actualidad, es un órgano indispensable del Estado burgués para el sostén de la economía capitalista. Pero, en sus inicios (desde principios del siglo XIX), podemos ver que el sindicato fue utilizado para contribuir con la revolución, por el proletariado y su vanguardia, fue una escuela revolucionaria y con la cual se podía luchar por reivindicaciones necesarias en una etapa de apogeo capitalista, donde pensar en la destrucción directa del régimen era aun imposible, porque las fuerzas productivas no habían alcanzado el grado de desarrollo actual y no habían entrado en contradicción aguda con las relaciones de producción. Por eso en las tres Internacionales Comunistas se utiliza al sindicato como órgano del proletariado. Hasta la etapa de decadencia del capitalismo que se da con la fase Imperialista y las guerras mundiales inter-burguesas. En esas condiciones, el sindicato surgió como instrumento del proletariado, pero ahora sólo conserva la relación capital - trabajo. En la fase de ascenso del capitalismo se podía justificar el papel reivindicativo del sindicato, pero ahora con la crisis ese papel ya no tiene validez, pues toda reforma hoy perjudicaría la lucha del proletariado.

2. Es erróneo pensar que se puede recuperar el sindicato como forma de organización de la clase sin considerar la esencia de su rol y su función social. No se puede decir que la burocracia se ha adueñado de ese “organismo de clase” puesto que no depende de la acción de los hombres sino del proceso de evolución de la función del sindicato dentro de las leyes de la economía capitalista. No podemos basarnos en subjetivismos metafísicos al decir que los sindicatos son malos porque hay personas malas dentro de ellos, y que solo basta darle una buena dirección, asumir esto, sería la misma pueril ingenuidad que plantear que el Estado burgués es malo porque hay un gobierno malo y cambiándolo se solucionarían los problemas sociales. Es necesario para los marxistas basarse en la base material para explicar las derivaciones de un hecho.

Nosotros (NPP) tenemos presente y claro que la lucha científica del comunismo esta por la abolición del trabajo asalariado, de las clases sociales, de la relación capital - trabajo, etc. Esto es parte del movimiento revolucionario y del programa comunista, mientras que, lo que podemos observar en relaciones a la lucha sindical es todo lo puesto: la conservación de la relación capital - trabajo, la explotación asalariada, las clases sociales, etc.

3. Nosotros (NPP) mantenemos la posiciones que actualmente el Partido Comunista, vanguardia de la clase, no pueda tomar la dirección sindical y emplearla para conducir al proletariado hacia la revolución, pues el sindicato ha ocupado y ocupa una posición de apoyo y conservación del capital entre las instituciones burguesas. Esto se demuestra cuando el sindicato lleva al proletariado a luchar por defender los intereses de la economía nacional y el desarrollo capitalista. Por más que se plantee una lucha revolucionaria, se ve que el sindicato no defiende los intereses de la clase, ni contribuye a la Revolución Proletaria Mundial. Esto no es un planteamiento basado en suposiciones, sino que en la realidad el sindicato al ser legal, al participar de las formas burguesas, al no poder plantear una lucha directa contra el capital, no sirve más que para perpetuar el sistema económico actual.

4. La reestructuración del trabajo ha modificado la estructura productiva: las grandes industrias se han localizado donde son menores los costos de producción, vale decir, mano de obra y materias primas. Como también se ha visto que el pago salarial en las ciudades ha disminuido con el pretexto del bajo costo de la fuerza de trabajo que realiza cada vez más labores menores. Mientras más se desarrollan las fuerzas productivas, existe más contradicción con las relaciones existentes de producción. Lo que se puede apreciar en la actualidad  es que la producción a gran escala, en vez de servir para satisfacer cada vez más y más las necesidades de la sociedad, lo que hace es oprimir más a las grandes masas trabajadoras. El proletariado como sujeto y ente productor es destituido de lo que produce cada vez con mayor rapacidad por parte del capital. Como sabemos la tecnología solo sirve actualmente para explotar más a la clase. Y en ese sentido lo que se busca como objetivo, como intereses del proletariado consciente es la destrucción de este sistema económico, del modo de producción capitalista. Para esto sabemos y tenemos claro que se debe luchar por la transformación social de la producción, en donde la producción social tenga una apropiación social; pero para eso se tiene que dar la dictadura del proletariado. Todas las luchas reivindicativas que se pueden plantear tienen que tener como base el objetivo de la clase, se lucha en base al fin que tiene el proletariado. Toda lucha reivindicativa debe ser para afectar al capital, para recuperar lo que se le roba al proletariado y para agudizar las contradicciones de clase. El sindicato lo único que hace es estabilizar las relaciones de producción y en vez de agudizar la lucha lo que hace es apagarla y minimizarla, llevándola al reformismo.

5. El sindicato no se pronuncia ante la difusión de la pequeña y mediana empresa y ante la concentración cada vez más acentuada de la propiedad sobre los medios de producción en pocas manos. Los sindicatos que conocemos en Perú, (como vemos en todas partes del mundo), por más que diga que su fin es una nueva sociedad, en la práctica apoya la producción nacional, apoya a la burguesía nacional y a lo mucho plantea una lucha burguesa contra las empresas extranjeras, ya que dicen que estas empresas “quitan el trabajo a los proletarios del país”. Esto no puede ser considerado ni estrategia ni táctica del Partido Comunista.

6. Nosotros (NPP) defendemos y asumimos que frente al capitalismo en crisis, el proletariado necesita emprender luchas de defensa (de la clase) y a la vez de ataque al sistema, las cuales serían luchas reivindicativas reales como por ejemplo: la reivindicación de la disminución del horario con igualdad de salario y la reivindicación de un salario mínimo garantizado para las grandes masas proletarias desocupadas y marginalizadas. Si estas luchas son practicadas como reivindicaciones reales, expresarían la voluntad de autodefensa del proletariado y a la par, la necesidad del derrocamiento del modo de producción capitalista. Pero teniendo como fin, y siendo parte del programa del Partido, el Comunismo.

7. Nosotros (NPP) plantea que las organizaciones de vanguardia comunista, deben estar en las luchas económicas de la clase, y a la par, difundir el programa revolucionario del proletariado, por la abolición del Estado burgués, de la producción mercantil, de la propiedad privada, de las clases sociales, etc. Mientras se denuncie el pedir reformas y se plantee la verdadera lucha de clase, se entrará en un claro contraste con el sindicato. Entre el papel del Partido Comunista y la acción de los militantes al interior de las luchas obreras es donde se encuentran las posibilidades del crecimiento político de las luchas económicas hacia la confrontación por el poder.

8. Nosotros (NPP) planteamos la lucha autónoma de la clase, con instrumentos de organización que no sean legales para el Estado burgués, ni mucho menos cuenten con burocracias o que puedan conciliar y distorsionar las reivindicaciones de la clase, estás pueden ser las asambleas proletarias, consejos proletarios y comités de agitación. Que entendemos serían órganos del proletariado para luchar por sus intereses de clase, en donde los delegados tendrían la función de exigir que se cumpla lo que quieren los trabajadores sin titubeos ni acuerdos con la burguesía y menos concilios. Se exigen las reivindicaciones y se lucha (paros, huelga, toma de fabricas, etc.) hasta que se cumpla lo que se exige. No pueden ser organizaciones que pidan o que rueguen al Estado alguna limosna y menos aún que hayan dirigentes que tengan el poder de cambiar lo que se pide o negociar con la vida de los trabajadores.

9. La maduración de la situación revolucionaria se verá en la orientación anticapitalista de los organismos de clase, los cuales podrán tomar la característica de los consejos obreros capaces de cambiar y evolucionar de su condición de organismo de lucha anticapitalista a la de organismo de poder proletario. Estas organizaciones autónomas servían como herramienta de lucha antes y durante del proceso de la Revolución Proletaria y la dictadura del proletariado.
10. Para que el Partido Comunista pueda ser considerado por las masas proletarias como sólido punto de apoyo, es imperiosamente necesaria la constitución de un conjunto de organismos territoriales, dentro y fuera de las fábricas, capaces de conocer todas las realidades sociales en donde se desenvuelven las luchas del proletariado. Y que los militantes del Partido, como el mismo Partido, tengan claro que son parte de la clase, la parte más lúcida y de avanzada, pero que en ningún momento se puedan dar atribuciones de jefes, de iluminados, etc.

11. Nosotros (NPP) estamos de acuerdo y asumimos que las organizaciones de lucha del proletariado, guiados por los grupos comunistas de vanguardia y posteriormente por el Partido Comunista serán:

-       Denunciar las expresiones y tendencias de izquierda de la burguesía, contraponiéndole las posiciones defendidas por el partido y confrontándolas con la realidad de los acontecimientos.

-       La clarificación crítica de todos los objetivos de lucha que sólo con la conquista del poder político y la destrucción del sistema capitalista podrán realizarse.

-       Impulsar la solidaridad proletaria y la unificación de las luchas en el campo internacional.

-       La unión con los proletarios inmigrantes de todos los países (generalmente los llamados de primer mundo donde hay gran cantidad de inmigrantes) contra la explotación y la desocupación que impera en el mercado mundial de la fuerza de trabajo.

·      Les planteamos las siguientes preguntas, para continuar con el debate.

- Ustedes afirman que: “Tanto la hipótesis de la conquista de la dirección sindical por parte del Partido, como la de la transformación del mismo sindicato en un instrumento para canalizar al proletariado hacia el asalto revolucionario, no responde a ninguna prueba histórica, ni siquiera en los mejores momentos (la Revolución de Octubre comprendida)”.  ¿En ninguna etapa del proceso de lucha del proletariado por el comunismo el Partido ha utilizado como instrumento revolucionario al sindicato? ¿Nunca en ninguna época ha servido el sindicato para la revolución?

- ¿Qué otras luchas reivindicativas conocen, o cuales otras creen que deban asumir los proletarios actualmente? ¿Tienen alguna plataforma de lucha en las cuales planteen las reivindicaciones que se deben hacer actualmente? ¿Han participado en luchas proletarias reivindicativas en los países donde se encuentran sus militantes?

- ¿Ustedes saben si en las ultimas luchas proletarias se han dado las asambleas, comités de agitación, de huelga y los consejos, los cuales hayan sido propuestos por los mismos trabajadores?

Núcleo Proletario en Perú
15 de diciembre de 2009


[1] http://www.leftcom.org/es/articles/1997-04-27/el-sindicato-hoy-y-la-acci%C3%B3n-comunista


sábado, 26 de febrero de 2011

Algunas conclusiones del NPP (fines del 2009) sobre "El Estado y la Revolución" de Lenin

Estimados compañeros, lectores y hermanos de clase. A continuación publicamos un texto elaborado a fines del 2009 por militantes del Núcleo Proletario en Perú. Como se habrán dado cuenta, con la aclaración que hemos puesto en el lado derecho de esta página, el NPP fue una de las organizaciones que dio origen al actual G.E.C. Lo que presentamos en esta ocasión son las conclusiones a las que llegaron algunos militantes de esta organización luego de debatir algunos puntos del libro El Estado y la Revolución de Lenin. Obviamente hay muchos puntos que no compartimos en la actualidad, pero lo importante es dejar sentado el esfuerzo por esclarecerse en este tema tan polémico dentro del Histórico Movimiento Comunista. Ya habrá oportunidad de colgar un texto nuestro, donde nos podamos explayas sobre nuestra posición actual sobre el Estado. Por ahora les dejamos con este aporte, y les animamos a hagan las críticas correspondientes, en pos del esclarecimiento dentro de la clase.
¡Proletarios de todos los países, unámonos!

Grupo de Esclarecimiento Comunista – G.E.C.
Febrero 2011

El Estado y la Revolución


I. Sobre la naturaleza y origen del Estado

El Estado es producto de una determinada etapa económica dentro de la historia de la sociedad. Aparece cuando la producción ya no es destinada al consumo social, sino al intercambio. Estas nuevas relaciones sociales generaron que la sociedad se divida en clases sociales. Las clases dominantes, que se beneficiaron con el trabajo colectivo vieron la necesidad de desarrollar los organismos de control, dominación y explotación que ya venían trazando: El Estado. El Estado no sólo es utilizado para dominar a la clase ideológicamente, sino que a la vez, cuando la clase oprimida se cansa y da lucha, la clase opresora usa su instrumento (El Estado) para reprimir con la violencia armada.

En la actualidad, El Estado burgués es un órgano de dominación de clase. Reprime a la clase proletaria, este Estado legaliza la explotación.

Todo Estado burgués, para mantenerse, necesita el impuesto, el dinero del proletariado. El Estado Esclavista, el Estado Feudal y el Estado burgués, han servido y sirven para reprimir y explotar a las amplias clases trabajadoras.

II. Sobre las fuerzas armadas del Estado burgués

Las fuerzas armadas y la policía son los aparatos de la burguesía para reprimir al proletariado y para perpetuar el capitalismo. Cuando el proletario tome el poder político en un determinado territorio, tendrá que tener, necesariamente, una fuerza armada proletaria que tendrá que luchar en contra de los ejércitos burgueses. Esta fuerza militar será el pueblo armado que impondrá la dictadura del proletariado (destrucción de clases, socialización de los medios de producción, etc.). Preferimos llamarlas milicias, no sólo por darle otro nombre, sino por lo que han representado en las luchas donde el proletario cogió las armas organizadamente.

III. Sobre el Estado democrático-burgués.

El Estado burgués democrático es la creación más perfecta de la burguesía, hace creer que con las votaciones, con las elecciones de burócratas gubernamentales cada periodo de tiempo, son los proletarios que imponen su voluntad.

IV. ¿Qué hacemos los proletarios con el Estado?

La única forma de destruir la sociedad capitalistas es luchando contra el Estado burgués y esto sólo se puede dar a través de una lucha violenta. Para esto podemos seguir diversos puntos de acción. Aquí se sugieren algunos:

1.     La clase proletaria debe tomar el poder político de la sociedad, y eso sólo lo podrá logar mediante una revolución violenta.

2.     La revolución proletaria tendrá que destruir al Estado burgués.

3.     El Estado burgués será destruido,  posteriormente el proletariado como clase implantará una organización de control de la producción y de represión contra el capital o ideología burguesa hasta su desaparición, este órgano de control tendrá algunas características del “Estado”, pero no será un Estado burgués, será un Semi-Estado proletario. El Estado burgués sirve para mantener la explotación. El Semi-Estado proletario sirve para acabar con la explotación.


Núcleo Proletario en  Perú – Base Villareal
Lunes 15 de Octubre del 2009

jueves, 24 de febrero de 2011

Aporte teórico para comprender la existencia y el desarrollo de los "Sindicatos", por el c. Khan

El siguiente artículo es una breve explicación de la evolución de los sindicatos y la visión de los comunistas sobre el mismo. Es necesario aclarar a los compañeros que puedan leer el siguiente texto que el G.E.C. no tiene una posición puntual y concreta sobre el tema. Aún no hemos realizado el debate necesario sobre el asunto. Claro que este tema no puede ser obviado o dejado de lado dentro de nuestro esclarecimiento. Como vemos, cada noticia de huelga, protesta, lucha, etc., nos menciona a los sindicatos. Y se nos muestra como una organización de clase, y hasta muchos plantean que estos órganos tienen el potencial de ser revolucionarios (dependiendo de la dirección). El tema se ha hablado, se ha debatido dentro de nuestra organización, en general rechazamos el sindicato por su estructura y las limitaciones y perjuicios que trae a la lucha de la clase. Pero, redundando, no hemos tenido la reflexión profunda que amerita este tema. Menos, hemos estudiado el desarrollo histórico del sindicato. Prometemos hacerlo lo antes posible; mientras tanto aquí les dejamos un aporte individual de un compañero militante de la organización, que con ánimos de contribuir al esclarecimiento en el seno de la clase, se pronuncia con este documento.
Como ya lo saben, las aclaraciones, aportes, replicas, críticas, etc., pueden hacerlo a nuestro correo o en forma de “comentarios”.
¡Proletarios de todos los países, unámonos!

Grupo de Esclarecimiento Comunista – G.E.C.
Febrero 2011


SOBRE LOS SINDICATOS

Los sindicatos en su forma y contenido son instrumentos apolíticos por el cual se negocian los intereses de la clase; aunque estos se expresen bajo diversas formas, su fin es ese.
Las polémicas que Lenin mantuvo respecto a los sindicatos, en critica a los comunistas de izquierda; al decir que las masas no siempre siguen al Partido y estas terminan por seguir siempre lo más inmediato para atenuar su situación, y que para ello el Partido tenía que mantener una posición en el parlamento como en los sindicatos, es básicamente muy relativo dado el contexto de aquel entonces en que los sindicatos en Rusia se encontraban en su mayoría en la clandestinidad y por ende es muy relativo. 
Emblema de la Trade Union 1893

En los países atrasados, principalmente en Rusia, después de la entrada de capitales franceses e ingleses, el capitalismo (desde mediados del siglo XIX) comenzó por reconfigurar el modo de producción bajo la protección del Zar Nicolás I. Recién en a fines del siglo XIX, los sindicatos comenzaron a emerger, producto de los actos clandestinos e “ilegales” de los socialrevolucionarios de entonces (señalados como terroristas) y después de la revueltas de los marinos a inicios del siglo XX. De tal forma que la relación: base y dirigencia en los sindicatos, y más aun en la clandestinidad, era relativamente compacta y homogénea; lo contrario de los Trade-Unions en Inglaterra que en sus inicios tuvieron influencia cartista (mediados del siglo XIX), como también las grandes centrales sindicales germanas que para inicios del siglo XX tenían ya fuerte influencia reformista laseallana y apenas contaban con una decima parte de afiliados, aquí las dirigencias y las bases no eran compactas como lo señalado arriba.  Sobre esto último, el mismo Eccarius, que en su momento integro la plataforma política de la Asociación Internacional de los Trabajadores y fue uno de los máximos dirigentes de las Trade-Union inglesas, comenzó a demostrar inclinaciones muy moderadas respecto a la burguesía, como lo señala Riazanov.
Era tal los cambios en los Trade-Unions ya para fines de la primera mitad del siglo XIX que cedían ante cualquier política de reivindicación, como la del  sufragio universal concedido por Disraelí, que por cierto solo se le había concedido a los obreros urbanos y no a los rurales (mucho menos a las mujeres), y de esto Marx ya expresaba su malestar; ya que por aquel tiempo el cartismo aún mantenía sus cuadros en los sindicatos y participaba de las sociedades obreras, previa a la fundación de la Asociación Internacional de los Trabajadores.

A pesar que Marx entendía que la clase obrera comenzaba a ceñirse a estas Trade-Unions, que en Inglaterra, antes de la crisis de 1857-59, apenas contaba con dos grandes centrales no muy compactas (habían muchos artesanos); comenzó, junto a sus compañeros, a realizar audiencias para exponer la teoría de la plusvalía y su interrelación con el salario, precio y ganancia. Esto fue realizado frente a sindicatos que aun eran posibles de “politizar” y con dirigentes como Eccarious, que en su momento contribuyeron a la clase participando en la creación de la Constitución Fundacional de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Pero Marx, como sus compañeros, jamás consideró a estos órganos como pilares en la lucha autónoma de la clase y esto se evidenciaba cuando mostraba su decepción frente a los cartistas unionistas, que como se señalo arriba, comenzaban por ceder frente a las políticas populistas de Disraelí.
Para ese momento, los sindicatos, en países más desarrollados, siempre habían sido posibles de “politizar¨, al menos durante gran parte de la segunda mitad del siglo XIX  e inicios (en algunos casos mediados) del siglo XX. 
Conferencia de la AIT en 1864
Nuestra clase, para el último tercio del siglo XIX en los países desarrollados, a través de los sindicatos comenzó a organizarse, en tanto que sus dirigentes comenzaron a aburguesarse, como consecuencia los sindicatos ya mostraban contradicciones entre sus bases y dirigencias. Pero después de la revolución burguesa en Rusia (1905), los sindicatos eran relativamente jóvenes y muchos de ellos aun se mantenían en la clandestinidad, lo que permitía mayor nivel político en el despliegue de la clase y su lucha, sumado al hecho que aun las políticas monárquicas zaristas aun tenían influencia en la burguesía de entonces, lo que hizo que Rusia aun se mantuviera en atraso. Las bases como las dirigencias por ende tendían a ser más compactas y homogéneas, por ende más “politizables”, y con la correlación de hechos (la revolución de febrero, 1917), estas adoptaron un carácter más político pese a la hegemonía economicista de los eseristas gobernantes. Los soviets ya habían abierto un espacio político que poco a poco se fue revolucionando con la entrada de la Primera Guerra Mundial y más aun después de la korniloviada. Lo que fueron los sindicatos o Trade-Unions en Europa, a mediados del siglo XIX: posibles de “politizar”, lo fueron en Rusia principalmente el último tercio del siglo XIX e inicios del XX.

Pero relativizar estas situaciones, en absoluto implica extender a modo de abstracción la concepción respecto al manejo “táctico” entre Partido y sindicatos. Luxemburgo decía, que para 1907 apenas una decima parte del proletariado alemán estaba sindicalizado, las vastas capas no calificadas no lo estaban; sin embargo el Partido Socialdemócrata aun mantenía su manejo sobre la dirección de las huelgas y aquí las posiciones de Bebel como las de Kautsky eran muy conservadoras; como sabemos esto lo resolvían a través de parlamento, lo que para Gramsci era una cuestión totalmente extraparlamentaria, cuando de lucha de clases o interés de clase se trataba.
En conclusión, para culminar esta primera parte, a mi modo de ver, los sindicatos en su juventud mantenían una fuerza ciertamente posible de “politizar” pero no políticamente determinante como a mediados del siglo XIX, como a inicios del siglo 20 en Rusia fundamentalmente. Pero estos, hoy en día, están prendidos con Centrales y/o Confederaciones, otros atomizados, o sumidos en interés de partidos, etc. También habría que agregar que los cambios que se dieron en los 70s como en los 80s ha reconfigurado relativamente la composición de la clase, con la tecnificación de la producción, servicios e informática, han hecho de los sindicatos más individualistas y más atomizados.  Esto se evidencia en los “pactos sociales” a los que ha llegado la patronal y los mismos a lado del gobierno en España, como la de los Sindicatos de Empleados Públicos en Wisconsin, EEUU.
Mas sobre esto, daré una segunda posición, pienso que hay que estudiarlo bien como los sindicatos históricamente han, o vienen, evolucionado o involucionado, frente a la percepción burguesa.


Khan.
Miércoles, 23 de febrero de 2011

viernes, 18 de febrero de 2011

Crítica al libro de Franz Mehring "CARLOS MARX – Historia de su vida" por el c. Carlos Sierra - Parte 3

A continuación presento el resumen crítico del capítulo II del libro “CARLOS MARX – Historia de su vida[1] de Franz Mehring. Como pueden ver es un capítulo amplio que merece ser leído con detenimiento para contribuir de la mejor manera con las críticas y aportes. En esta ocasión explicaré la evolución de las ideas filosóficas de Marx, el contacto con la problemática social y sus consecuencias políticas y teóricas, como también el rompimiento con los Jóvenes Hegelianos, entre otros puntos.
Espero las críticas y aportes correspondientes.

CARLOS MARX – Historia de su vida

Capítulo II: El discípulo de Hegel
1. El primer año en Berlín (págs. 19 – 23)
A fines del año académico que Marx pasó en la universidad de Bonn, tuvo tiempo para reflexionar sobre el camino que estaba siguiendo y el que debía seguir. Su padre tuvo gran influencia en esto, debido a las críticas que le realizó por desperdiciar su tiempo en cualquier otra cosa, menos en estudiar. Por tal motivo, Marx envió una carta solicitando al padre continuar sus estudios en la universidad de Berlín. Sabiendo cómo iba el hijo en Bonn y teniendo en cuenta el alto prestigio del que gozaba la universidad de Berlín en aquellos tiempos, su padre acepto complacido su petición.
Hegel
Marx se instaló en Berlín el 22 de octubre de 1836. Desde su ingreso, quedó perplejo por el esfuerzo que desarrollaban los estudiantes del claustro en aprender historia y filosofía. Había círculos, clubes, organizaciones académicas, etc., constituidos por estudiantes, profesores e intelectualesd de filosofía, historia, literatura, etc. Marx, que siempre tuvo interés por el debate, por el conocimiento, y por la influencia misma del padre y de la época, dejó a un lado el estudio completo de su carrera profesional. Sus planes fueron cambiando, y si bien tomó muy enserio el estudio, no fue en las ramas de jurisprudencia por los que estaba ahí, sino por el estudio de la historia y la filosofía. Obviamente esto lo hizo fuera de las cátedras académicas, el trabajo intelectual lo realizó de forma autodidactica, debatiendo como podía con sus nuevos amigos filósofos e intelectuales, comiéndose libros de filosofía, historia y literatura; principalmente la filosofía de Hegel[2], que era la oficial en la universidad y en toda Alemania.
La necesidad de entender en su forma natural los textos que le caían en la mano, le obligó a aprender el inglés e italiano. En ese mismo año, no dejó de extrañar a Jenny. Todo lo contrario, ella fue fuente de inspiración para una vasta cantidad de obras poéticas que escribió en ese periodo.
Los conocimientos que iba adquiriendo le abrían muchas puertas en su limitado pensar. La dialéctica, como método de comprender, entender, interpretar y explicar la misma existencia de la realidad y del pensamiento, fue el impulso que lo llevó a introducirse hasta los pies en el estudio de las corrientes filosóficas más desarrolladas por la humanidad. El apego y aceptación que tuvo Marx de las tesis Hegelianas le hizo integrarse al “Club Doctoral de Jóvenes Hegelianos”.
En este punto es conveniente aclarar que, para evitar una revolución parecida a la francesa (1789), la Monarquía Prusiana realizó reformas de manera “pacífica” dando libertades económicas a la burguesía. Este hecho hizo retrasar la revolucione política burguesa unas decenas de años. Esto no quiere decir que la burguesía alemana asumía servicialmente las políticas y leyes monárquicas. Hubo muchos pensadores e ideólogos que, de forma escondida y tímida aún, hacían críticas al régimen Monárquico, muchas veces sin pretenderlo. Sobre este asunto, Engels en el texto “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”, nos plantea que se presentó un proceso parecido y análogo entre la revolución filosófica francesa de mediados del siglo XVIII y la revolución filosófica alemana de principios del siglo XIX. Nos dice que ambas revoluciones filosóficas, fueron el preludio de las revoluciones políticas (Francia 1789 y Alemania 1848); aunque distintas una de la otra. Los filósofos racionalistas franceses (ideólogos y políticos burgueses) se enfrentaron consecuentemente a la tiranía monárquica, muchas veces dejando su vida en la lucha. Por el contrario, los filósofos alemanes, (Hegel, Bauer, Feuerbach, etc.) fueron en lo general servidores del régimen monárquico, profesores a sueldo y propagadores de lo establecido. El punto está, que detrás de todo el meollo filosófico de estos filósofos oficiales, se escondía una bomba revolucionaria. Seguiremos tocando el tema más adelante.
El padre de Marx pierde la vida en 1838, antes si quiera que su hijo cumpla los 20 años. Cuando sucede esto, Marx tenía más de un año y medio en Berlín. El golpe fue muy fuerte, perdió a su consejero, a su amigo y protector. Pero a pesar de todo se recuperó y siguió adelante, una motivación más para no dejar el estudio y su desarrollo intelectual, ya que su padre siempre le pidió ello.
2. Los Neo-hegelianos  (págs. 23 – 27)
Desde que murió su padre, Marx, pasó tres años más en Berlín. Asistiendo a los cursos obligados que le exigía su carrera de jurisprudencia, y dando polémicas y réplicas dentro del Club Doctoral de Jóvenes Hegelianos”.
Si queremos hablar de dicho Club, es necesario comprender los debates que se producían entorno a la filosofía oficial del Estado Prusiano: la filosofía de Hegel. Sobre esto, Mehring[3] nos explica qué “Hegel glorificaba al Estado como encarnación de la idea moral, como la razón absoluta y el absoluto fin en sí, y por tanto supremo derecho contra el individuo, cuyo deber supremo era ser miembro de ese Estado”. Si bien la conclusión a la que lleva la filosofía de Hegel, aplicándola y extendiéndola hasta la sociedad, defendía el Estado Prusiano; el recorrido que daba esta filosofía, dejaba muchos aportes para rechazar esta misma defensa.
Este sistema político que nos presenta Hegel le venía muy bien a la monarquía, pero entraba en contradicción con su propio método dialéctico. Hegel nos explica de una forma excepcional que todo cambia, todo se transforma, todo fluye y se desarrolla, el movimiento es la forma de existencia de la realidad, no existe nada estático, todo lo que nace llega a morir posteriormente; no hay nada que no esté dentro del proceso interminable de cambio. Gracias a este aporte, se podía romper, y hasta dudar, su posición de que los cambios llevaban al fin supremo que era el Estado Monárquico Prusiano. En relación a esto, podemos decir que los “Jóvenes Hegelianos” eran de los que asumían críticamente (en diferentes formas) las posiciones de Hegel. Mehring plantea que la teoría hegeliana deja, en sí misma, pautas para la crítica, cuando afirma que “…todo fluye y se transforma sin cesar, sujeto a un proceso constante de génesis y caducidad”. Otra de puerta abierta que dejaba Hegel en su filosofía, puerta que permitían entrar al pensamiento consecuentemente dialéctico: el pensamiento materialista, era su posición sobre la religión. Hegel nos dice que las historias sagradas de la biblia debían ser consideradas como profanas, porque la fe no se tiene relación con la historia real y corriente. Por otro lado había también, los que defendían las posiciones reaccionarias de Hegel, ellos eran la viaja guardia hegeliana, también llamados hegelianos de derecha, pregonaban la ortodoxia evangélica y el conservadurismo político monárquico.
David Strauss
David Strauss[4] fue uno de los “Jóvenes Hegelianos” que siguió la línea revolucionaria de la filosofía hegeliana. Escribió 1835, un libro llamado Vida de Jesús, donde nos presenta un Jesús humano, sin esa divinidad impuesta por la mística de los escritores de los evangelios. Por eso mismo hace un llamado implícito a los pensadores e historiados de la época a examinar los evangelios críticamente, planteando que hay que entenderlos como un esfuerzo por explicar la historia en general y la de Jesús en particular. Obviamente fue muy criticado por los mandamases en materia intelectual de la época. Fue censurado el libro y prohibida su venta, mientras Strauss recibía un fuerte llamado de atención.

En 1838 otros “Jóvenes Hegeliano”, Arnoldo Ruge[5] y Teodoro Echtermeyer fundan los Anales de Halle. Este órgano de prensa representaba, en cierta medida, las posiciones defendidas por los “Jóvenes Hegelianos”; y de paso criticaba ideológicamente a los Anales Berlineses, órgano de los viejos hegelianos. En los Anales de Halle, Ruge arremete, aún disimuladamente, contra los políticos de su tiempo; utilizaba el disfraz literario y filosófico. En este órgano de prensa, también participaron diversos neo-hegelianos de Berlín, donde Marx ya se había hecho un nombre como buen teórico y defensor de la dialéctica Hegeliana.
En el “Club Doctoral de Jóvenes Hegelianos”, podíamos encontrar a gran cantidad de catedráticos, docentes, estudiante, autodidactas y escritores, en mayoría jóvenes. Algunos de los personajes que integraban este club eran el profesor universitario Bruno Bauer[6] y el profesor de instituto Carlos Koppen, ambos, influyeron en Marx. Le llevaban unos diez años aproximadamente, ambos tenían experiencia en la defensa de las posiciones más radicales que se podía sacar de Hegel. Fueron un aporte para la formación académica y personal de Marx.
Según nos dice Mehring, Koppen tenía publicaciones históricas serias, donde trataba de dar un sentido real a los acontecimientos sociales que explicaba. Por ejemplo escribió un trabajo sobre el “Terror Rojo en la Revolución Francesa”, donde explicaba la irracionalidad que representaba el régimen Monárquico de aquella época y la racionalidad que presentaba el movimiento revolucionario del pueblo francés. Y justamente este era uno de los puntos que Koppen siempre criticaba a los viejos hegelianos, el no unir la dialéctica con la racionalismo.
Mehring nos dice también que, los avances que se daban en cuanto a querer desarrollar y aplicar el método dialéctico consecuentemente, sacándolo del idealismo en el que lo sometía Hegel eran muy limitados. Esto sucedía debido a que Berlín no estaba industrializado a manera de Colonia o Leipzig; según palabras de Mehring “no era más que una corte y villa militar”.
Es preciso aclarar que las explicaciones filosóficas y métodos para interpretar la realidad no aparecen por el simplemente deseo y buena voluntad de algunos hombres, en cualquier momento histórico. El desarrollo de un pensamiento filosófico que busque interpretar el mundo, tenido como punto de partida la experiencia en el mismo mundo, no es una casualidad, y menos producto del azar o el destino. Son las clases sociales, que existen como expresión funcional de un determinado modo de producción basado en la explotación, que empujan, mueven y motivan el desarrollo, ideológico, filosófico, teórico, político, etc. Los individuos que, a lo largo de la historia, se muestran como los que desarrollaron tal o cual teoría, postulado, tesis, etc., no son más que teorizadores de los intereses de una u otra clase. Esto no siempre se presenta de una forma clara, pura, todo lo contrario. Por ejemplo en Hegel podemos encontrarnos fundamentos filosóficos, teóricos y políticos que defendían los intereses de la clase terrateniente-feudal de su época, pero a la vez también daba un soporte a los intereses de los burgueses, y aún en cierta medida, daba un soporte con el método dialéctico a la clase proletaria. Haciendo la pregunta, ¿cómo alguien podía negar que el Estado moderno fuera el nivel más perfecto de organización estructural en la sociedad? Si esta pregunta quería ser contestada de una forma seria, tenía que buscar respuesta en la misma vida social. El proletariado arremete contra el Estado burgués (en todas sus formas), contra sus leyes, se auto-organiza y le declara la guerra al orden establecido. Con la aparición de nuestra clase, era posible refutar el lado conservador de Hegel, dejando el campo abierto, al amplio desarrollo del método dialéctico con base materialista. Marx fue uno de los que más consecuentemente emprendió y desarrolló esta gran tarea intelectual. Pero como vemos no era producto de su “buena intención” sino producto de la existencia misma de clase proletaria en la historia.
3. La filosofía de la propia consciencia (págs. 27 – 30)
Según Mehring, uno de los líderes más notables que tenían los neo-hegelianos era Bruno Bauer. Éste carismático personaje, por las críticas satíricas que hacía contra la religión sin parar en miramientos, fue más lejos que Strauss y proclamó que la historia de Jesús era sólo un mito, que los evangelios no tenían ninguna verdad histórica, que sólo eran un invento poético, y que la religión cristiana era producto de este mundo. Fue muy criticado, pero su actitud siempre oportunista le ayudó a que el Ministro de Instrucción de la época lo proteja y lo mande como profesor fijo en Bonn.
En aquel tiempo, a nivel internacional, la burguesía y su sistema de producción, encontraban muchas trabas bajo los gobiernos monárquicos, es por eso que lidian, a veces directamente y otras (como estas) escondidas, contra los Estados Feudales. Las capas medias tendían a defender posiciones de ambos bandos, otras iban mucho más lejos y hasta dejaban entrar ciertas posiciones proletarias. Pero en el caso, el de los “Jóvenes Hegelianos”, mantenían una posición burguesa democrática liberal, escondida. Este conjunto de críticas, planteamientos, reflexiones, como parte de los intereses de la clase burguesa en ascenso, sirvió de sustento teórico en las revoluciones de 1848 en Alemania y Europa.
Bruno Bauer
Marx apoyaba las críticas que Bauer realiza contra los evangelios y la religión. No lo apoyaba simplonamente, como aquél estudiante que ve en su maestro la luz y lo sigue y obedece como un manso cordero, sino que lo apoyaba críticamente. Bauer, como mencioné anteriormente, influyó mucho en Marx y lo veía como un joven con mucho talento crítico e intelectual. Tal fue su aprecio y valoración que le tenía a Marx, que en cuento llegó a Bonn, le pidió que lo acompañe, ofreciéndole participar en una revista radical que pensaba realizar y conseguirle un trabajo como docente en la universidad.
No hay que pensar que estos hegelianos rompían con la visión del Estado como “representante de la justicia, de la libertad, de la igualdad, que aseguraba a la humanidad un mundo en paz y armonía.” Lo que hacían muchos de estos, y como máxima crítica, era dudar del Estado Prusiano como ese Estado perfecto. Veían al Estado como un órgano neutro de las clases, y no como la expresión política y organizada de las clases dominantes para explotar y oprimir a las clases dominadas. Marx, Bauer, Ruge, etc., todos ellos hasta el momento tenían esta visión, que lógicamente iba también acorde a los intereses de la clase burguesa.
4. La tesis doctoral (págs. 30 – 35)
Bruno Bauer tenía intenciones de ayudar a Marx en conseguir puesto de profesor en Bonn; pero debido a la actitud polémica de Bauer y sus críticas a la ortodoxia hegeliana, resultaba muy difícil que esto se llegue a concretar. Bauer fue discriminado por los catedráticos más antiguos de Bonn y por algunos funcionarios estatales. Lo cierto es que todos miraban con recelo las posiciones desplegadas por los “Jóvenes Hegelianos”, que resultaban tener un sustento mucho más profundo que las viejas posiciones reaccionarias, defendidas por aquellos arcaicos y desfasados “Viejos Hegelianos”. A pesar de estar bajo llamada de atención y sabiendo que no lo querían del todo en Bonn, Bauer decidió quedarse. Con mucha valentía, le escribía a Marx que quería combatir las ideas con ideas. Por tal motivo, maquinó la creación de una revista radical donde pueda plasmar sus posiciones con la ayuda y apoyo de Marx.
Por otro lado, Marx tenía ya la urgencia de doctorarse y entrar en la carrera docente en alguna universidad. Viendo que no había mucha oportunidad con Bauer, y que en Berlín los “Jóvenes Neo-hegelianos” se iban ganando cada vez más “mala fama” (por sus críticas democráticas- liberares), no le quedó otra que trasladarse a la Universidad de Jena para concretar sus estudios. Se doctoró en 1841 en Jena con una tesis titulada Diferencia entre la Filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro. El análisis que pueda hacer sobre la tesis es un punto aparte. En todo caso, las posiciones plasmadas en dicho texto van por la corriente de los Jóvenes Hegelianos, críticos y desconfiados sobre a la idea absoluta de Hegel, a la religión cristiana, etc.
Inmediatamente después de conseguido el título, Marx partió a Bonn, con la esperanza de encontrar un espacio como profesor y para poner manos a la obra en el proyecto que Bauer le había propuesto.
5. “Anécdota” y “Gaceta del Rin” (págs. 35 – 38)
Las esperanzas de Marx fueron aplastadas y tiradas al tacho muy rápidamente. Como no dice Mehring “Apenas se había graduado Marx de doctor, cuando los planes que se había forjado a base de esto para su vida se vinieron a tierra, ante los nuevos desafueros de la reacción romántica.” “En el verano de 1841, Eichhorn azuzó desde el Ministerio a todas las facultades de Teología de Prusia, en una intriga infame contra Bruno Bauer, por su crítica de los Evangelios…, y Bauer no tuvo más remedio que abandonar el campo. Con ello se le cerraba también a Marx toda perspectiva de actividad académica en la Universidad de Bonn.”. Sumado a este hecho lamentable para los proyectos de Marx y Bauer, cae la censura más severa contra las posiciones humanísticas, liberales, democráticas o ateas; era muy complicada entonces la redacción de la proyectada revista radical.
Arnoldo Ruge
Arnoldo Ruge, que tenía a su cargo la dirección de los Anales de Halle, fue apabullado y amedrentado por la represión a cargo de la censura periodística. Mehring nos plantea sobre esto que “Ruge pudo ya saber a qué atenerse respecto a su “libre y justiciera Prusia”, y decidió trasladarse a Dresde, donde su revista apareció el 1 de julio de 1841, con el nombre de Anales Alemanes. A partir de ese momento, empezó a emplear el tono enérgico que Bauer y Marx había echado de menos en él hasta entonces y ambos se decidieron a colaborar en su órgano, en vez de fundar una revista propia.”. Ese fue entonces el camino que ahora seguían muchos de los jóvenes hegelianos. La publicación periodística, las organizaciones intelectuales, que de una u otra manera defendían, casi nunca de forma directa, los intereses de la burguesía, del campesinado y en menor grado del proletariado. No de una forma pura, esto se producida sin consciencia del asunto, era más bien para ellos un debate filosófico, académico, moral, humano, y más no político o económico.
En noviembre de 1841 apareció un artículo publicado con el nombre de Los Trompetazos del Juicio final sobre Hegel, el Ateo y el Anticristo”. El autor era un supuesto mojigato religioso que criticaba duramente a Hegel, acusándolo de ateo y de negar la religión; para esto había utilizado de una forma muy convincente diversas citas de los textos de Hegel. Obviamente el texto era una sátira contra los viejos hegelianos que defendían el lado conversador en Hegel. Bruno Bauer fue el autor de dicho artículo. Como era de esperarse se prohibió la circulación del texto. Marx, y muchos “Jóvenes Hegelianos”, saludaron el escrito, que iba perfilando cada vez más las críticas al Hegel pasivo de la filosofía oficial.
Ya en el año 1842, hay una pérdida muy grande para la compañera de Marx. El padre de Jenny muere el 3 de marzo. A pesar del dolor que sintió Marx por este hecho, siguió con el trabajo intelectual. Se comprometió con Ruge en redactar un artículo, donde criticaría un decreto del Rey sobre la censura de prensa. Antes de que Marx pudiera entregarle el escrito, le cayó una fuerte reprimenda a los Anales Alemanes; Ruge le explicó a Marx que no podía publicar su artículo, pero que en suiza lo publicaría en una revista que se había propuesto a editar bajo el nombre de Anécdota Filosófica. Marx aceptó esta propuesta, y emprendió la redacción de otro texto sobre el arte cristiano.
Mientras tanto en Colonia se publicaba la Gaceta del Rin. El primer número apareció en enero de 1842. Este periódico tuvo un proceso lleno de cambios ideológicos, al principio apoyaba al gobierno incondicionalmente, luego pasó a la oposición.
Para comprender la existencia de este órgano de prensa, debo de aclarar que su aparición se debe a los intereses de una “sociedad de vecinos pudientes”. Eran pequeños burgueses que poseían también algunas hectáreas de tierra. Esto señores no se oponían políticamente del todo a la monarquía, pero exigían algunas reformas liberales. Este fue el motivo que los llevó a la necesidad de un medio de difusión de sus ideas. Ahora bien, para emprender esta empresa, necesitaban “intelectuales” que puedan ser los que representen y defiendas sus intereses, o en otras palabras “intelectuales” que planteen posiciones liberales y demócratas, pero respetando la autoridad del Rey. Esta necesidad fue satisfecha con la presencia de los “Jóvenes Hegelianos” como encargados del periódico. Como nos dice Mehring “Resultó que dos de sus representantes jóvenes a quienes se había encargado el reclutamiento del cuerpo de redactores, dos abogados, Jorge Jung y Dagoberto Oppenheim, eran dos entusiastas neo-hegelianos, muy influidos por Moses Hess[7]…”. Este último era hijo de comerciantes, familiarizado con la filosofía de Hegel e influido por el socialismo utópico francés. No es difícil adivinar que Marx llegó a este periódico, precisamente por estos dos compañeros neo-hegelianos, claro sin olvidar el nombre que Marx se había ganado por los ensayos, críticas y polémicas en las que había participado. Adolfo Rutenberg fue otro de los convocados a presentar sus servicios en este órgano de prensa, que para el Estado Monárquico Prusiano, era el principal hombre que había que vigilar.
Moses Hess
Los “Jóvenes Hegelianos”, incluidos Marx, estaban entusiasmados con esta oportunidad de expresar sus posiciones democráticas, liberales y hasta en algunos casos ateas y socialistas (utópicas). El problema fue que no podían desenvainar la espada y usarla violentamente contra las ideas imperantes y la monarquía absolutista. Esto les hubiera traído la censura inmediata. Fueron despacio, cubriendo (como era costumbre para ellos) sus posiciones políticas con ropajes filosóficos. Aún así, las luchas que se generaban dentro y fuera de Alemania (principalmente Europa), como los reclamos de la burguesía, las insurrecciones campesinas, las huelgas obreras, etc., empujaban a muchos de estos jóvenes a tomar partido de una forma más directa y concreta sobre asuntos políticos. Claro que muchos otros no evolucionaron y se quedaron en críticas académicas e ideológicas, pero muchos otros iban tomando partido por los intereses de los oprimidos. Para esto había que acabar con los rezagos idealistas hegelianos, y esto sólo podía resultar con la comprensión de la presencia histórica del proletariado.

El gobierno no demoró en hacerles diversas llamadas de atención, fueron amenazados en diversas ocasiones, y les cayó la censura a muchos artículos. Aunque el miedo del gobierno recaía sobre Adolfo Rutenberg, en él que veían un radical socialista, dispuesto a entorpecer los decretos del Rey e incitar al conjunto de la población al desorden social. A pesar de todo ello, y debido a los artículos (principalmente a unos sobre la Dieta Renana) y disciplina en el trabajo, Marx fue nombrado Director de la Gaceta del Rin en octubre de 1842.
6. La Dieta Renana (págs. 38 – 43)
La Dieta Renana era una especie de parlamento donde participaban algunos representantes populares (terratenientes, grandes propietarios, propietarios urbanos y propietarios campesinos) para revisar y debatir algunos decretos y leyes promulgadas por el Estado Monárquico; lógicamente el gobierno elegía a los representantes. Este organismo no funcionaba regularmente, sino sólo cuando se trataba de defender los intereses de las clases dominantes o algún sector de ella. Aunque claro, aparentemente estás dietas eran representaciones ficticias del pueblo, con las que se quería mantenerlos sumisos y engañados.
La última reunión de la Dieta se había dado en 1841. En esta ocasión, como en las anteriores sesiones, se debatió, se polemizó y se decidieron diversos asuntos. Claro que estos debates y las posiciones defendidas por los representantes “populares” no fueron abiertas y menos rebeladas al conjunto de la población. Por ejemplo, habían muchos campesinos que exigían se cumpla una ley de parcelación, para tener sus tierras en regla y en nombre suyo. Muchas veces los campesinos se tocaban con la desagradable sorpresa que sus tierras le pertenecían a tal o cual terrateniente. La Dieta tocó el tema, pero decidió dejar todo como estaba, sin importarle en lo más mínimo las exigencias del campesinado. Pero lo que sí aprobaron, fue una ley contra los robos de leña que estaban haciendo los campesinos, debido al frío que azotaba Renania; y contra los atentados en la propiedad de los bosques, tierras y cotos de caza. Esta fue una traición a la confianza del pueblo y de los campesinos (jornaleros principalmente). Al no tener una ley de parcelación, los campesinos estaban desprotegidos ante las ambiciones económicas de los terratenientes, muchos se veían obligados a pisar las grandes propiedades y buscar algo de leña, animales o vivir en lugar sin permiso. La ley fue sacada justamente contra esta forma “insolente” de conseguir medios de vida de los campesinos.
Marx, se tomo un buen tiempo para emprender el estudio de las Dietas, o mejor dicho los decretos que se habían sacado de ella un año atrás, también analizó el mismo proceso de la Dieta, como se tomaban las decisiones, que forma tenía el debate para aprobar una ley, etc. De acuerdo a las posiciones republicanas y liberales que estaba tomando, haciendo críticas al Estado prusiano, a la religión, a la misma idea de Monarquía; Marx arremetió contra la Dieta, haciendo las críticas más duras  reveladoras. Marx redacto cinco artículos sobre la Dieta donde podemos ver que Marx:
- Criticó la ley de censura, afirmando que no tenían derecho a guardarse las actas de la Dieta y no publicar los debates. Planteaba que el pueblo tenía que estar enterado de las posiciones que defendían los representantes dentro del debate. En este artículo Marx defiende también la libertad de prensa, poniendo como requisito fundamental, la publicación objetiva de información importante para el pueblo.
- Criticó la “historial arzobispal”, el proceso que había tenido y tenía la iglesia en ese tiempo. Este artículo fue censurado rápidamente, pero en él, según Mehring Marx “…decía que los defensores del Estado abrazaban en el punto de vista clerical, mientras que los defensores de la Iglesia en el punto de vista del Poder civil…”. De una forma aún no tan clara, Marx demuestra la filiación entre la Iglesia en el Estado, y más aún en los regímenes que todavía tenían relaciones feudales de producción. El papel que juega la Iglesia en dominar ideológicamente al pueblo, en la sumisión que le obliga a tener ante los terratenientes y las clases dominantes, era algo que Marx pudo comprender, viendo el papel de la organismo eclesiástica como parte del Estado y no como un ente neutro.
- Criticó la ley sobre los robos de leña, este es uno de los primeros acercamientos que Marx tenía con la problemática social concreta. Se podría decir, como nos dice Mehring, que Marx bajó a la tierra llana, hablando sobre un problema de interés de clase, sin ropaje ideológico. Marx toma parte por, en palabras Mehring, “la muchedumbre pobre y políticamente y socialmente desposeída”, pero no lo hace partiendo desde la base económica, sino desde el aspecto jurídico, Marx dice “Para capturar a los que atentan contra la propiedad de los bosques, la Dieta no se ha contentado con romperles al derecho brazos y piernas, sino que le ha atravesado también el corazón”. Haciendo ver que las leyes beneficiaban a algún sector de la población y no eran equitativas para todos. Esta crítica Marx la hizo directamente contra el Estado Prusiano, por pisotear los derechos de los campesinos; con este paso, Marx rompe con el Estado Prusiano ideal que planteaba Hegel, rompiendo con él políticamente, aunque no rompía con la visión filosófica del Estado ideal.
- Criticó la ley contra los cotos de caza y los delitos forestales, con la misma línea que la crítica anterior. Siempre en defensa de los “desposeídos”. Lo importante de este artículo fue que pudo esclarecerse él, y contribuyó al esclarecimiento de muchos otros, sobre las leyes que el Estado Monárquico decretaba, viendo que el derecho era una artilugio de las clases dominantes para mistificar la igualdad y libertad para todos los habitantes de la nación. Aquí Marx, viendo y comprendiendo el empuje que daban las clases “desposeídas” contra el orden económico y político establecido, rompe con las ideas políticas de Hegel y es más, le quedó una pequeña puerta abierta donde podía entrar el tema de una futura sociedad. Esto también era un tema planteado por los socialistas y comunistas, utópicos y románticos de su época. No había entonces porque negar estas posiciones de una manera contundente o intransigente, sino que quedaba tiempo para estudiar estas posiciones con calma y profundidad.
- Criticó por último el problema de la parcelación, pero este punto no pudo ser terminado como lo hubiera querido Marx. En este artículo plantea que debe haber una divisibilidad formal y legal del suelo, y que en esta tarea debería participar el propio campesinado. Aunque por esos tiempos ya había escritos de redactores, influenciados por el socialismo francés, que explicaban como la divisibilidad del suelo empujaba al campesino a convertirse en proletario, Marx no tomaba con seriedad todavía estas posiciones.
Mehring toca el tema de las Dietas desde una clara visión marxista. Este momento en la vida de Marx fue trascendental para la evolución que tuvo en sus posiciones, y podemos ver claramente que este desarrollo en el pensamiento de Marx no se logró por un mero estudio y por un voluntarismo filantrópico, todo lo contrario. El desarrollo en el pensamiento de Marx fue empujado por la lucha real de las clases oprimidas contra el Estado Prusiano ideal que Hegel defendía. Esto Marx no lo leyó en un periódico, fue un problema candente que sucedía en sus narices. Agregando también el desarrollo de la lucha proletaria que se daba en todo el mundo Europeo y las creaciones teóricas comunistas, producto de la intención de comprender el papel de los explotados en la historia. Con esto descarto cualquier posiciones que intente decir que Marx fue un superhombre sin igual y que el pudo, por sí sólo, desarrollar una teoría para dársela al proletario. Es la misma lucha social que veía Marx, y que veían todos los de su tiempo, la que hizo cambiar sus posiciones hegelianas a las revolucionarias que conocemos, y que lógicamente iré explicando más adelante.
 7. Cinco meses de lucha (págs. 43 – 49)
En la Gaceta del Rin se publicaron algunos artículos sobre algunos problemas sociales y conflictos entre clases. Uno de estos artículos, el más descarado para los paladines de la censura monárquica, fue tomado de una revista de Weitling[8] y trataba sobre la lucha de las clases desposeídas y sobre el problema de la vivienda. Antes de estos artículos la Gaceta ya tenía prestigio nacional e internacional, dentro de “la prensa alemana”. Por estas razones la Gaceta fue acusada de coquetear con el comunismo. Diversos medios al servicio incondicional de la Monarquía Prusiana, se burlaban de los redactores de la Gaceta del Rin, decían que eran hijos de comerciantes que juagaban con ideas socialistas, y que si querían apoyar a los desposeídos la mejor forma era compartir, con estas clases, su fortuna. Marx se enfadó por este asunto, no sólo con los que criticaron más duramente a la Gaceta del Rin (los críticos fueron los redactores de la Gaceta General de Augsburgo), sino también con los redactores del periódico que él lideraba. Estos últimos, según Marx, redactaban artículos muy vagos y sin seriedad, abrazando el socialismo sin ni siquiera comprenderlo bien. Marx respondió acusando a sus acusadores de coquetear también con el comunismo, por unos artículos que se publicaron elaborados por Heine[9] cercanos al socialismo francés. Aunque lo rescatable en este conflicto, fue la apertura que tuvo Marx al plantear, que no sólo bastaba con acusar a alguien de comunista, sino que había que estudiar esta doctrina a fondo, con profundidad y solo así se debe tomar una posiciones del asunto. Esto como lo sabemos, lo hace más adelante.
Weitling
Marx todavía seguía ligado a los “Club Doctoral de Jóvenes Hegelianos”. Aunque cada vez más rechazaban los postulados que salían de esa organización. Advertía que las posiciones que salían de ahí eran cada vez más superficiales, que se negaban a ocuparse de temas sociales o políticos, y más bien sólo se quedaban en críticas sin fundamento y que apuntaban a destruir formas y no fondos. Sin embargo confió en Bauer, que andaba por Berlín, en la tarea de guiarlos hacia el lado de la crítica. Bauer no cumplió con esto, hizo todo lo contrarió, influyó de manera negativa en los nuevos miembros, que lo admiraban por su elocuencia. Cayeron en un intelectualismo burdo y pedante, enviando artículos vacíos a la Gaceta del Rin, como si fuera su órgano personal. Bauer llegó al colmo de hablar de ateísmo, de destrucción del Estado, etc., sin más fundamento que los sentimientos. Marx no toleraba más esta situación.

Herwegh[10] y Ruge, integrantes de los Hegelianos de Izquierda y compañeros de Marx, viajaron a Berlín. Bauer los abordó con sus nuevas ideas y un comportamiento francamente inmoral. Desde ese lugar le llegaron cartas a Marx, por un lado críticas personales contra Herwegh y por otro lado, críticas que hacía Ruge y Herwgeh (que las compartía Marx) sobre los Jovenes Hegelianos y Bauer. Lógicamente Marx tomó partido por estos últimos. Por esta posición de Marx, el portavoz del grupo de Berlín, Meyen mandó una serie de cartas groseras contra él. Todos estos problemas y disensiones hicieron que Marx rompa definitivamente lazos con el “Club Doctoral de Jóvenes Hegelianos”.
Mientras eso sucedía, la censura caía como un pesado guante de hierro contra la Gaceta del Rin; tal fue la presión, que tuvieron que sacar de la redacción a Adolfo Rutenberg, que era el más temido por la Monarquía.
No pasó mucho tiempo y Marx publicó un artículo sobre la explotación que sufrían los campesinos en Mosela. Por este artículo, donde criticaba las leyes monárquicas y la injusticia con la que se trataban los problemas de las clases trabajadoras, fue censurado nuevamente el periódico. Marx, ya en enero de 1843, volvió a publicar un artículo sobre dicho tema, pero ahora con pruebas contundentes sobre la represión del gobierno contra estos campesinos. El periódico fue suspendido por la censura el 21 de enero. Gracias a una serie de reclamos de los vecinos y los lectores del periódico, y bajo compromiso de moderar el contenido de la Gaceta, se le permitió volver circular. Pero no pasó mucho tiempo y nuevamente fue censurado, los accionistas del periódico hablaron con los encargados, incluyendo a Marx, y pidieron mucha más condescendencia con el gobierno. Marx cansado de toda esta censura y de la mordaza que le ponían, renunció a su cargo de Redactor en jefe el 17 de marzo de 1843.
8. Luis Feuerbach[11] (págs. 49 – 51)
Volviendo a los rompimientos filosóficos que Marx emprendió, debido a ver el terreno real de donde brotan, la filosofía, la política y el derecho, Mehring toca un punto interesante: la relación de Marx con las posiciones materialistas de Feuerbach.
Marx, una vez que renunció de la Gaceta del Rin, escribió a Ruge sobre su renuncia y le explicó que en Alemania era imposible escribir sin represión y censura del gobierno. Ruge le responde en ese mismo marzo de 1843, saludando su decisión y enviándole a la vez, el primer número de las Anécdota Filosófica que publicó en Suiza. Era un doble volumen donde estaba el primer artículo que envió Marx, criticando decreto del Rey sobre la censura de prensa. En esta misma publicación se encontraba un artículo bajo la pluma de Feuerbach titulado Tesis Provisionales para una Reforma de la Filosofía, donde se criticaba duramente la concepción y afirmación de la existencia de la idea absoluta planteada por Hegel. Para Marx, y muchos otros, este artículo fue una revelación, por las críticas que tenía a los planteamientos de Hegel sobre las causas de las luchas sociales o el Estado.
Ludwig Feuerbach
Feuerbach había publicado con anterioridad La Esencia del Cristianismo, en 1841. Donde se explicaba que la religión era creada por los hombres y no un mandato divino, Marx no le hizo mucho caso. Si queremos entender por qué impacta con mucha más profundidad en el proceso de esclarecimiento de Marx, el artículo publicado por Feuerbach en 1843, debemos de entender el contexto y la evolución que Marx había tenido en el campo político, asumiendo la defensa (paternal aún) de los intereses de los desposeídos contra las clases dominantes; y las luchas fabriles que se daban en todo el mundo forjando a la par organizaciones proletarias autónomas. Mehring en este parte de su redacción, hace una crítica al planteamiento de Engels en el libro Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, donde este último nos dice que, sobre la aparición de La Esencia del Cristianismo, “El entusiasmo fue general, y todos nos hicimos, por el momento, feuerbachianos”. Contrario a Engels, Mehring dice que Marx no saludo con entusiasmo las posiciones de Feuerbach hasta mucho después, y que se puede ver recién la influencia en los Anales Franco-alemanes que se publicarían recién en 1844. Lo cierto es que tampoco Mehring explica por qué asume Marx las posiciones de Feuerbach. La respuesta que puedo dar. Es la que vengo repitiendo líneas arriba: la evolución que tiene Marx en sus ideas no son producto de la lectura de uno u otro libro, o de uno u otro autor, sino de comprobación de sus postulados con la realidad social. Marx como muchos otros, tomo partido por las clases oprimidas, pero la presencia histórica de las mismas, empujaba a romper con la visión política (a la vez filosófica) de Hegel, rescatando la dialéctica.
Sobre el artículo de Feuerbach Marx le escribe a Ruge, comentando que Feuerbach no toca casi nada de política, aquí ahí se queda corto. Y que más bien Hegel avanza en el tema, aunque lo más importante es que Feuerbach da una solución concreta al problema idealista de Hegel sobre la idea absoluta. Ruge, por esos tiempos, se encontraba en Suiza. Marx le escribe explicándole que no podía quedarse más en Alemania, aduciendo que en ese lugar había mucha reacción y que era imposible publicar algo bueno y serio. Para esto le pide a Ruge que le consiga un trabajo dentro del rubro periodístico. Ruge aceptó de inmediato, y le planteó que podrían continuar con los Anales Alemanes, que lo primero era buscar un lugar desde donde escribirlos, y que por supuesto, no serían los mismos Anales, sino más bien que serían unos transformados y bautizados nuevamente.
Acordaron emprender la empresa en Francia, y que publicarían una revista franco-alemana desde donde podrían lanzar sus posiciones y conocer los postulados críticos de los socialistas.
9. Boda y destierro (págs. 51 – 52)
Marx pasó por muchas dificultades en su noviazgo con Jenny. Recibieron críticas familiares por ambas partes. Jenny tenía parientes altamente reaccionarios que obstaculizaban su tranquilidad. Pero ambos siguieron firmes en sus planes de matrimonio.
Ruge habló con Marx y le confirmó que podría trabajar con él en Francia. Ruge tenía un elevado nivel económico, y amistades del mismo calibre. Para la publicación de la revista había conseguido el apoyo de muchos accionistas. Le prometió a Marx un buen pago como sueldo por su redacción. Con esta perspectiva Carlos Marx y Jenny de Westfalia se casaron el 19 de julio de 1843. Lógicamente se irían a vivir a Francia.
En noviembre, el joven matrimonio, llegó a París. Antes de irse, Marx le escribió a Feuerbach con la idea de que escriba en los Anales Franco-alemanes. Feuerbach se niega, y para esa época se va a vivir aislado, en la soledad del campo, donde muere como filosofo revolucionario de la época. Pasado unos pocos meses de la partida de Marx, las luchas sociales se volvieron cada vez más intensas, la censura cayó con la mayor de las fuerzas en toda Alemania, muchos ex colegas y colaboradores de Marx huyeron fuera del país. Feuerbach simplemente se aisló.
Estos hechos de agravación de los conflictos sociales hicieron que se desarrolle una crítica teórica al Estado Monárquico y al sistema económico de la época. Obviamente esta crítica fue dada por los diversos sectores que veían complicada su existencia bajo el yugo político de la monarquía y de diferentes formas. Los campesinos, la burguesía liberal y el proletariado veían peligrar sus medios de existencia si la política y opresión feudal seguían existiendo. Pero solo el proletariado tenía la respuesta consecuente con la abolición real de la explotación. Weitling, del cual hablaré más adelante fue uno de los que defendía con fuerza y vigor los intereses de la clase proletaria, de una forma utópica aún, pero ya hablaba de que la verdadera Comunidad Humana, justa e igualitaria, solo podría llegar con la lucha violente del proletariado. Incluso mucho más antes que Marx o Engels. Y esto no debe verse como una apología a algún revolucionario, sino como una desmitificación a las figuras de Marx como el inventor del comunismo y de la lucha proletaria. El proletariado, por su condición de explotado, de desposeído de medios de producción, de productor social y mundial, y de perjudicarse directamente por el capital, tiene en sí mismo a su salvador; todos los que pretenden ser su salvador, sólo son vendedores de ilusiones que no hacen otra cosa que engañar y distorsionar la lucha histórica de la clase.

Carlos Sierra.
Jueves, 17 de febrero de 2011


[1] Para tener una información más exacta, dejo estos datos a su disposición: El texto original fue publicado en Alemania en 1919, bajo el título “Carlos Marx – Historia de su vida”. El autor de la obra es Franz Mehring. El ejemplar que poseo es de la Editorial Claridad S.A., Segunda edición, enero de 1958. Argentina; y está bajo el título “Carlos Marx – El fundador del socialismo científico”. El traductor de la obra es Wenceslao Roces.

[2] Nació en Stuttgart – Alemania el 27 de agosto de 1770  y murió en Berlín el 14 de noviembre de 1831. Fue un filósofo alemán. Recibió su formación en el seminario de la Iglesia Protestante. Estudió a fondo las obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, Rousseau, así como la Revolución Francesa, la cual acabó rechazando cuando ella cayó en manos del terror jacobino. Murió víctima de una epidemia de cólera, que hizo estragos durante el verano y el otoño de 1831. Considerado por la Historia Clásica de la Filosofía como un revolucionario de la Dialéctica, habría de tener un impacto profundo en el materialismo histórico de Karl Marx. Hegel es célebre como un filósofo muy oscuro, pero muy original, trascendente para la historia de la filosofía y que sorprende a cada nueva generación. La prueba está en que la profundidad de su pensamiento generó una serie de reacciones y revoluciones que inauguraron toda una nueva visión de hacer filosofía; que van desde la explicación del materialismo Marxista, el pre-existencialismo de Søren Kierkegaard, el escape de la Metafísica de Friedrich Nietzsche, la crítica a la Ontología de Martin Heidegger, el pensamiento de Jean-Paul Sartre, la filosofía nietzscheana de Georges Bataille y la teoría de la deconstrucción de Jaques Derrida, entre otros.

[3] Nació el 27 de febrero de 1846 en Schlawe (Alemania) y murió el 29 de enero de 1919 en Berlín. En 1891 ingresó en el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Fue miembro del parlamento prusiano entre 1917 y 1918. Durante la Primera Guerra Mundial Mehring comenzó a distanciarse del SPD, fundando la Liga Espartaquista en 1916, junto a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.

[4] Nació en Ludwigsburg – Alemania el 27 de enero de 1808  y murió el 8 de febrero de 1874). Fue teólogo y filósofo. Contribuyó, desde el racionalismo alemán tardío, al movimiento de la antigua búsqueda del Jesús histórico iniciado por Hermann Samuel Reimarus En su obra: “La vida de Jesús” (1835-1836), plantea la idea de que los evangelios son relatos míticos, al contener elementos que no pueden explicarse racionalmente. Pero no surgen desde la necesidad de falsificación, como exponía Reimarus, sino para expresar desde una mentalidad pre-científica y pre-filosófica, ideas teológicas en estilo narrativo. Por tanto, han de considerarse libros de teología y de fe, sin ningún valor histórico. Esta mitificación aparece ya en los evangelios sinópticos más antiguos, que según Strauss son los de Mateo y Lucas, y también en el de Marcos. El fenómeno de mitificación, según Strauss, es máximo en el Evangelio según san Juan, que a partir de las aportaciones de Strauss es rechazado como fuente de acceso al Jesús histórico.

[5] Nació el 13 setiembre de 1802 en Alemania y murió el 31 de diciembre de 1880.

[6] Nació en Sajonia – Alemania el 6 de septiembre de 1809 y murió en Berlín el 13 de abril de 1882. Fue un filósofo y teólogo alemán. Estudió en la Universidad de Berlín, directamente con Hegel hasta que este murió en 1831. Este último, en una ocasión, condecoró al joven Bruno Bauer con un premio académico por un ensayo filosófico criticando a Kant. Tras obtener la licenciatura en teología, se ocupó sobre todo de crítica bíblica. En 1834 comenzó a enseñar en Berlín. En 1836, durante sus primeros días como tutor, Bruno Bauer impartió clases a un todavía adolescente Karl Marx, que posteriormente lo critica en dos libros, La sagrada familia y La ideología alemana, en este último lo apodo San Bruno. Una generación después, fue mentor de un adolescente: Friedrich Nietzsche, pero cuando éste abrazo la filosofía de Schopenhauer, el tan bien conocido anti-hegeliano, también abandono a Bruno Bauer. En 1839 se trasladó a la universidad de Bonn. En 1842 fue suspendido de su cátedra debido a sus tesis religiosas radicales. Bauer se retiró por el resto de su vida a Rixford, cerca de Berlín, donde se ocupó sobre todo de la historia y la política.
[7] nació en Bonn – Alemania el 21 de junio de 1812 y murió en París el 6 de abril de 1875. Fue un precursor de lo que después se conocería como el sionismo socialista. Sus obras más importantes son Roma y Jerusalén (1862), Historia santa de la humanidad (1837) Triarquía europea (1841). Hess recibió una educación religiosa tradicional, más tarde estudió filosofía en la Universidad de Bonn y vivió en París como corresponsal de un periódico socialista, viviendo los acontecimientos de la revolución de 1848 en París. Amigo y colaborador de Karl Marx y Friedrich Engels, en esa época era partidario de la asimilación de los judíos, y seguramente fueron suyos ciertos lemas marxistas, como "la religión es el opio del pueblo". Pero tras una estancia en Alemania entre 1861 y 1863 cambia su pensamiento, adopta el nombre de Moses (Moisés) en protesta contra el asimilacionismo. En su obra Roma y Jerusalén hace una llamada a un resurgir nacional judío en Jerusalén, inspirado en el Risorgimento italiano que en su momento no tuvo éxito pero fue posteriormente recogido por el movimiento sionista.

[8] Nació en Prusia – Alemania, el 5 de octubre de 1808 en Alemania y murió el 24 de enero de 1871. Fue un importante anarquista, comunista o socialista, llamado por Marx y Engels "socialista utópico", aunque Engels también se refirió a Weitling como el "fundador del comunismo alemán". Llega a París en 1838, como un aprendiz oficial de sastre, y luego fue a Suiza. Trabajando 12 horas al día como sastre, aún tenía tiempo para leer a Strauss y Lamennais. Luego de unirse a la Liga Comunista en 1837, Weitling se unió a la Izquierda Francesa en una protesta de los trabajadores parisinos y a la lucha social en las calles en 1839. Tristram Hunt llamó su doctrina "una mezcla altamente emocional del comunismo de Babeuf (una doctrina social y política que aboga por igualitarismo y comunismo), Cristianismo, y populismo milenario": Siguiendo la obra del cristiano radical Lamennais, Weitling impulsó la instalación del comunismo por la fuerza física con la ayuda de una armada de ex-convictos de unos 40,000. Una comunidad inocente, de bienes, de compañerismo, y la armonía social entonces seguiría, introducida por la figura parecida a Cristo del mismo Weitling. Mientras Marx y Engels lucharon con las complejidades de capitalismo industrial y los modos modernos de producción, Weitling revivió la política apocalíptica del decimosexto siglo de la rebelión de los anabaptistas de Münster y sus tentativas sangrientas de introducir la Segunda Llegada. Para sumar a la furia de Marx y Engels, la mezcla vertiginosa de Weitling de evangelismo y proto-comunismo atrajo a miles de seguidores dedicados a través del Continente. En el libro Evangelio de los pobres Pecadores él remontó el comunismo atrás al cristianismo primitivo. Su libro Garantías de Armonía y Libertad fue aclamado por Bruno Bauer, Feuerbach y Bakunin, el cual fue el último a quien Weitling conoció en Zúrich en 1843. Durante su estadía en dicho lugar, fue arrestado por agitación revolucionaria y extraditado al Reino de Prusia. Desde allí tuvo la oportunidad en 1849 de emigrar a los Estados Unidos como uno de los Cuarenta y ocho (europeos que participaron o apoyaron las revoluciones de 1848).
[9] Nació el 13 de diciembre de 1797 en Düsseldorf (Alemania) y murió 17 de febrero de 1856 en París. Fue un destacado poeta y ensayista alemán del siglo XIX. También fue periodista, crítico, político, ensayista, escritor satírico y polemista. También tenía la fama de ser un intelectual de apoyar el socialismo utópico y los movimientos comunistas.

[10] Nació en Alemania el 31 de mayo de 1817 y murió el 7 de abril de 1875. Fue un poeta alemán, hijo de un posadero, al principio cursó estudios de teología, pero debió abandonarlos para trabajar como periodista y traductor. En 1839 se exilió en Emmishofen, Suiza. Entre 1841 y 1943 publicó, en Zúrich, su obra Gedichte eines Lebendigen. Aunque por un tiempo fue prohibida en Prusia, resultó ser muy exitosa. Durante un viaje a Alemania, el rey de Prusia le concedió una audiencia pero lo obligó a abandonar nuevamente el país. En 1843 fue a París; allí publicó la segunda parte de Gedichte. Durante la fallida revolución alemana de 1848, junto a un grupo de compatriotas emigrantes, fueron a Baden en una misión militar; sin embargo, fracasaron y debieron regresar a Suiza. Se estableció en Zurich y después de una amnistía volvió a Baden-Baden, Alemania. Herwegh escribió canciones para el Partido Obrero Social Demócrataro Social de Lassalle. Herwegh nunca cambió su ideología ni su compromiso por la democracia radical. Se sentía descontento ante el criticado nacionalismo prusiano y por la guerra de Otto von Bismarck contra Francia y la consecuente anexión de Alsacia-Lorraine en 1870-71. Para Herwegh, la poesía era el primer paso hacia la acción política, la cual jamás debía verse desprovista del arte. Por lo tanto, al igual que Heinrich Heine, era un defensor de las obras de Goethe.
[11] Nació en Alemania el 28 de julio de 1804 y murió el 13 de septiembre de 1872, fue un filósofo, antropólogo, biólogo y crítico de la religión. Es considerado el padre intelectual del humanismo ateo contemporáneo, también denominado ateísmo antropológico. Para él la inmortalidad es una creación humana y constituye el germen básico de la antropología de la religión. Antes de ello, asumía críticamente el idealismo de Hegel, luego lo terminó proponiendo un retorno de las ideas al mundo sensible. Su crítica de la filosofía de Hegel consistía en que representaba la realidad de manera invertida. En La esencia del cristianismo descubre que el Dios cristiano no es más que la esencia del hombre enajenada y proyectada hacia el infinito. El materialismo crítico de Feuerbach tendrá un efecto profundo tanto en el pensamiento de Max Stirner (1806-1856) y Bakunin (1814-1876) como en las teorías de Marx (1818-1883) y Engels (1820-1895) y, en general, en todo el denominado materialismo histórico.